febrero 18, 2017

Píldoras

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Píldoras

Siempre he sabido de primera mano que, durante la Guerra Civil, las lentejas fueron conocidas como “píldoras del doctor Negrín” o “`píldoras de la resistencia”.
Mientras mi abuelo conservó su buena memoria, cada vez que alguno de sus nietos se dejaba comida en el plato, no perdía la oportunidad de contar el hambre que se pasó en aquella época.
Él solo tenía nueve años cuando, en la sitiada capital, el abastecimiento de alimentos  flaqueaba. Mientras el presidente de la república arengaba a los madrileños con la frase “¡resistir es vencer!”, las mujeres pasaban horas haciendo grandes colas con sus cartillas para conseguir el preciado racionamiento diario de lentejas que, aunque guisadas sin demasiada sustancia, no solo levantaban los ánimos, sino también saciaban y acallaban los ladridos del estómago.
Ahora el abuelo es casi nonagenario y sus recuerdos son tan escasos como su apetito.  Ya no rememora momentos de antaño y cuesta mucho que se termine un plato, pero cuando mi madre le sirve lentejas, fija en ellas la mirada y las degusta en silencio sin dejar ni una.

 

Nombre: Alicia Victoria Abad Huerta
Alcoy (Alicante)