Usted es contable, ¿verdad? Entenderá entonces que nosotros funcionamos como cualquier otra empresa. Nuestro cliente paga un precio por nuestro trabajo, y si los costes en los que incurrimos son mayores que nuestros honorarios, perdemos dinero y ponemos en riesgo a la organización. Entenderá que hay gastos: este local, el sueldo de Matías, la electricidad, muchos gastos; eso sin contar con los costes de oportunidad. Qué le voy a contar que usted no sepa. Pues bien, es política de empresa no perder dinero en nuestros negocios. Cada minuto que pasa los beneficios se escapan, como la arena de la parte superior de los relojes. El tiempo pasa, y llegado un momento, si no obtenemos los resultados esperados, tenemos que anular la operación, con todo lo que ello implica.
¡Vamos, hombre! no le estamos pidiendo que se venda por un plato de lentejas. Le estamos pidiendo que salve su propia vida. Díganos donde se esconden los guerrilleros y le prometo que no usaremos más la picana, ni Matías le volverá a pegar. Todos saldremos ganando.

David Porras Martín – Granada